martes, 30 de octubre de 2012

Tips para escribir una calaverita



Las calaveras literarias son versos populares en forma de rimas escritas de manera chusca, divertida, satírica y crítica donde se hace referencia a alguna cualidad o defecto de un personaje o de asuntos de interés general o que están de moda, irreverentemente y con una escritura ligera.
Comenzó como una burla de la propia muerte, pero después se amplió a políticos, funcionarios y otros personajes públicos. Son especialmente frecuentes y valoradas en México formando parte importante de la tradición de Día de Muertos.
Tienen su origen con los epitafios de Jorge Manrique (1440-1479), las primeras calaveras se publicaron en la segunda mitad del Siglo XIX, a modo de caricaturas. Estas imágenes fueron acompañadas con versos, en los que se describían de manera jocosa los motivos de su muerte.
Hoy en día todos las podemos escribir y pasar un momento divertido haciéndolas, a continuación te damos algunos tips para escribir tu propia calavera del Día de Muertos.
·         La tradición de escribir “calaveras” se trata más bien de un desquite satírico que por lo regular se compone de uno o más cuartetos rimados, dirigido a un personaje específico y reconocido por la comunidad. Y la fecha de la festividad de Muertos y Todos santos, viene como anillo al dedo para ejercer la malicia de matar en vida, precisamente, a los vivos que nos incomodan. En otras palabras, primeramente, hay que escoger a una persona para poder dedicarle la calavera.

·         Basta la herramienta del lenguaje pero siempre aplicada con el sentido de la malicia. A los aludidos se les mata con gracia y se manifiestan los defectos o los atributos más sobresalientes del personaje en cuestión.

·         Una vez definido el nombre (personaje) hay que devanarse un poco los sesos para encontrar la infamia. Personaje e infamia son los dos primeros ingredientes para escribir una calavera; claro todo con simpatía.

·         Ya tenemos los elementos básicos para comenzar a trabajar los versos de una calavera. Ahora viene el trabajo de mesa. Se trata de escribir cuatro versos cuyas palabras finales rimen la del primero con el tercero y la del segundo con el cuarto... es decir buscar un patrón en el lenguaje utilizando los mismos tipos de verbos

·         Las rimas no tienen por qué ser rigurosamente idénticas con las últimas terminaciones de la palabra final de cada verso. Aquí aplica, por ejemplo: “0sa”/”Rosa”. Para ello el lenguaje demuestra que se trata de un ente abstracto que bien aplicado tiende a crear imágenes en cada lector.

·         Una manera de cuadrar a la perfección un cuarteto versado es componerlo con treinta y dos sílabas, repartidas en ocho sílabas por verso. Hay que echar mano de algo divertido porque requiere la capacidad numérica, además de la competencia de lenguaje: la métrica.

·         La métrica, como todo arte, está llena de mañas y exquisiteces. ¿Cómo es posible que una historia tenga cabida en tan sólo treinta y dos sílabas? Lo es. Sólo como ejemplo, acudamos a un poema de Mario Benedetti: No lo creo todavía/ estás llegando a mi lado/ y la noche es un puñado/ de estrellas y alegría. A que sí. Ahora ejercita tu memoria y prueba con estrofas de canciones o versos rimados.

·         La maña más exacta y perfecta de la métrica aplicada al idioma español tiene un punto de partida esencial, se conoce como “Ley del acento”. Todas las palabras que empleamos poseen una sílaba fuerte y las restantes son débiles. Cuando las palabras se tildan (acentúan) hay que tomar en cuenta que para medirlas igualan, pierden o ganan una sílaba. Muy rápido, la “ley del acento” aplicada a la métrica es muy clara: a las palabras esdrújulas se les resta una sílaba, las palabras graves no sufren alteraciones en relación con el verso; a las palabras agudas hay que sumar una sílaba.

 ¿Suena divertido no? Ahora ¡que esperas!, intenta crear tu propia calavera y en una de esas hasta descubres tus dotes literarias...

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