La seguridad, confianza,
amabilidad y cortesía que inculquen en sus hijos les ayudarán a relacionarse
mejor con otras personas.
Propicien un ambiente cordial de
comunicación y afecto en la casa, en el cual se eviten las agresiones y se
estimulen el respeto y la cortesía en el trato con toda persona, y en especial
la consideración y el cariño a la gente mayor y personas con capacidades
diferentes.
Los niños son muy sensibles a las
orientaciones de sus padres a propósito de las consideraciones especiales que
hay que tener con la gente mayor y con quienes lo necesitan. Si a esta edad
aprenden a colaborar y a ayudar, desarrollan su generosidad y su espíritu de
cooperación.
Con los más pequeños el
aprendizaje de la cortesía se inicia enseñándolos a saludar con amabilidad a
las personas con quienes conviven. Explíquenles que a todos nos gusta ser
tomados en cuenta y que, así como dan los buenos días a sus padres y hermanos,
saluden a sus maestros, compañeros y a las otras personas con quienes pasan
parte de su vida o les ofrecen algún servicio.
También a temprana edad se forman
los hábitos de gratitud hacia las personas que los cuidan y los quieren; se
aprende a pedir las cosas por favor, de buen modo, y a dar siempre las gracias
cuando se recibe algo.
Hay que enseñarles a no molestar
a las personas ni a burlarse de ellas con apodos o con bromas pesadas.
Ustedes pueden enseñarles, con su
ejemplo, a no discriminar ni excluir a ninguna persona por razones de
apariencia, edad, sexo, raza, religión, condición económica, forma de pensar o
discapacidad.
Las actitudes corteses son
testimonio de consideración, respeto y aprecio por los otros. La cortesía no
significa estar en situación de inferioridad. A cualquier edad el trato cortés
facilita la convivencia y las buenas relaciones entre todas las personas. Dado
que les ayuda a moldearse una personalidad amable, la cortesía es parte
esencial de la educación de sus hijas e hijos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario