martes, 18 de febrero de 2014

Gestación Externa o Exterogestación: La necesidad de ser llevado en brazos.

Escuchamos a menudo el consejo “ no lo tengas mucho en brazos que se acostumbra”, “ no te va a dejar hacer nada”, y a su vez se califica de “bueno” a aquel bebé que pasa todo el día en el coche o en la  silla y “no molesta” es decir, no llora, no reclama lo que necesita.

Es posible que algunos bebés de verdad estén tranquilos por si mismos en un cochecito, pero no es lo esperable ni es lo habitual. No me gusta calificar a un bebé de “bueno” porque considero que no hay bebés “malos” sino bebés que necesitan de contacto. Es conveniente aclarar que cuando un bebé nace ya está acostumbrado a estar todo el tiempo con su madre y a mecerse cuando ella camina y realiza sus tareas, así que si le damos brazos no es algo a lo que el bebé se va a (mal) acostumbrar, sino que sería solamente seguirle dando aquello a lo cual ya está acostumbrado.

Este contacto permanente con su mamá es lo que le asegura al bebe su supervivencia (calor y alimento) y es prácticamente lo único que necesita un bebé al nacer: el regazo y el pecho de su madre brindado sin límite. El ser humano es el mamífero que nace de forma más prematura, lo ideal sería que naciera con un cerebro la mitad del tamaño del cerebro de un adulto, pero esto no sería posible puesto que no pasaría por el canal vaginal para poder nacer.

Deberíamos ser gestados durante 18 meses. El cambio en la duración de la gestación se dio a partir de la marcha bípeda de la especia humana, con el consecuente estrechamiento de la pelvis, por lo tanto una mujer no podría parir un bebé de mayor tamaño y es por esto que nuestra especie nace prematuramente. El bebé humano, en relación a otros mamíferos se encuentra en la condición más dependiente de todos. Si bien el bebé al nacer puede respirar por si mismo y regular sus sistema gastrointestinal, va a necesitar a su sistema nervioso para obtener información de su entorno y el lugar que ocupa en él, por lo tanto no es independiente de ningún modo.


El bebé ya nacido es interdependiente, sus sistemas necesitan recibir información de su madre para poder regular la función cardiovascular, los ritmos de sueño, la función inmune y los niveles hormonales. Cuando el bebé esta en contacto con su madre, sus sistemas se mantienen a un nivel regular, es decir que el bebé necesita la presencia y el contacto con su madre para poder desarrollar y regular sus sistemas. Esto quiere decir que es fundamental que luego del parto, lejos de separar a la mamá del bebé se les permita y aliente para estar lo más cercanos posible, hasta que se complete el ciclo de gestación exterior que culmina con el gateo, cuando el bebé tiene la posibilidad de moverse por si mismo y buscar a su madre para encontrar consuelo y /o alimento como lo hacen los demás mamíferos. Como aproximadamente los bebés comienzan a gatear a los 9 meses, es que hablamos de gestación interna y gestación externa, 9 meses en el útero y 9 meses en el regazo.

Aunque vivamos en tiempos en donde hay infinidad de dispositivos y artefactos para poner a los bebés: cunas, sillas, tapetes, gimnasios, alfombras, etc. debemos recordar que la información genética y las necesidades fisiológicas de un bebé que nace hoy, son exactamente las mismas que hace cientos de miles de años, y que casi toda nuestra bioquímica y nuestra biología están hechas para adaptarnos a las condiciones que existían en aquel entonces. La naturaleza tenía previsto que los bebes completaran su desarrollo pegados al cuerpo de sus madres y es por esto que los bebes nacen preparados para eso. . .


Desde un punto de vista emocional, el recién nacido ni siquiera comprende que es un ser diferente a su madre, para el la vivencia es de total mamá –bebé. En la sociedad y cultura en la que vivimos y a pesar de que resulta evidente la inmadurez fisiológica, neurológica y emocional de un recién nacido, esto no es respetado ni tenido en cuenta y tristemente es atacado. Se ataca al bebe que reclama lo que necesita tildándolo de “malo”, “malcriado”, “mañoso” y se ataca a la madre que responde a las necesidades de su hijo, advirtiéndole lo terrible que será tener al bebé todo el día en brazos.

Un bebé que pasa la mayor parte del tiempo posible en brazos lejos de ser malcriado está siendo bien-criado puesto que está completando su sano desarrollo. Ya habrá tiempo luego sobre los 9 meses para empezar a gatear y así alejarse un poquito de mamá, con el comienzo de la marcha otro poquito más, un pasito, otro pasito, ahora corre, ahora trepa…ahora empieza el jardín, ahora tiene amiguitos, ahora se va un rato contento, y así hasta que un día como dice Serrat “nos digan adiós”. Cuidar a un bebé no es solamente mantenerlo alimentado y seco, cuidar a un bebé es estar atento a todas sus necesidades físicas y emocionales. Mucha gente pensará: ¿pero y entonces cómo hace la madre para seguir haciendo sus tareas si tiene al bebé todo el tiempo en brazos? La respuesta es muy simple: usando un portabebés ergonómico, que le permita llevar a su bebé, sin que le pese y le deje a su vez sus manos libres. No hay mayor estímulo para un bebé que la posibilidad de ver y conocer el mundo desde los brazos de su madre, no hay juguete, móvil o cochecito capaz de estimular tanto el cerebro de un bebé como poder ver el mundo desde la altura y lugar de un adulto que lo lleva. El bebé en brazos está tranquilo y puede así observar su entorno, puede procesar todo lo que sucede.

Los bebés llevados, reciben una estimulación sensorial insuperable. Con cada abrazo, con cada beso (los portabebés favorecen los besos) y caricia, se le proporciona estimulación táctil. Como el bebé tiene el cuerpo pegado al de su madre, puede tomar mayor conciencia de su propio cuerpo y el espacio que éste ocupa en el espacio (propiocepción). Como el adulto le va hablando de cerca, le explica lo que va pasando en el mundo, le susurra y le canta, recibe aquí la estimulación auditiva necesaria. El movimiento que recibe por ser llevado estimula su sistema vestibular, su sentido del equilibrio, y la sensación de seguridad en el espacio. Siente el olor de su mamá (estimulación olfativa) y puede mamar a demanda estimulando así su sentido del gusto. Tiene una buena vista del mundo, desde la atura de un adulto (no a la altura de las rodillas como cuando van en carrito), y recibe incluso estimulación kinestésica si es cambiado de posición al portearlo. Por lo tanto, así como las primeras mamás bípedas intuitivamente mantenían a sus bebés en brazos para proporcionarles el mejor ambiente luego del nacimiento, las mamás de hoy deberíamos hacer lo mismo. La unidad mamá –bebé no finaliza en el parto sino muchísimo tiempo después.

Criar a un bebé de un modo seguro llevándolo en brazos al menos hasta que termine su período de gestación exterior ( y si es posible muchísimo tiempo más) dará como resultado que el bebé se desarrolle físico, mental y emocionalmente, logrando llegar a ser una persona sana, segura y alegre. Nota: cuando me refiero a “madre” no me refiero exclusivamente a la madre biológica sino a cualquier adulto que funcione como sostén emocional del bebé.


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