martes, 11 de diciembre de 2012


Morelia, una buena opción para visitar en estas vacaciones.

La estructura reticular de la ciudad de Morelia, a unos 300 kilómetros de la ciudad de México, se remonta a la segunda mitad del siglo XVI y constituye en sí misma un buen ejemplo del urbanismo hispánico, bien adaptada a las leves inclinaciones de la loma en que se encuentra, con líneas rectas y amplios espacios abiertos.
Esta configuración natural permite una perfecta integración  entre la villa y el fondo de las montañas que cierran el valle, en un agradable paisaje urbano y geográfico.
El trazado de la ciudad, su barroco característico, el uso comedido de los ornamentos, la singular concepción de las proporciones y la piedra rosa utilizada como materia prima, otorgan a la población una luminosa armonía.
Morelia resulta especialmente apacible con sus rectas y anchas avenidas; esta racionalidad del trazado permite el desarrollo ulterior sin alterar antiguas manzanas. A su vez, el barroco llamado moreliano, estilo típico de la ciudad, presenta construcciones de equilibrada belleza en las que predomina la verticalidad.
El volumen se aquieta, la decoración se aquilata y entonces entran en juego luces y sombras.
Se obtiene así, la gran sensación de sobriedad presente en las arcadas de las antiguas mansiones, en la catedral y su entorno, en el palacio del Gobernador o en el de Clavijero, en la iglesia de la Compañía o en la antigua escuela de san Francisco Javier.
De hecho, Morelia comprende dos estilos bien diferenciados muy presentes tanto en España como en “las indias” del siglo XVI.
De un lado, un cierto espíritu de fortaleza propio del Renacimiento y de la Edad Media llevado a ultramar y allí arraigado con extraña armonía.
De otro, el barroco florido a veces entremezclado con el academicismo neoclásico o con cierto eclecticismo.
Plazas, placetas fuentes y parquecillos se abren estratégicamente para romper la monotonía del damero regular y formar así espacios de reposo y miradores ideales para las distintas perspectivas del paisaje urbano.
La zona monumental comprende quince plazas y jardines, que originan un equilibrio armonioso, algunos de vegetación muy bella, como Las Rosas, Villalongin, San José y Capuchinas.
Aunque ciertos edificios han visto como se modificaba su estructura para acomodarlos a nuevos destinos, hay que reconocer que la mayoría preserva su estilo.
La buena conservación monumental de Morelia se debe en buena medida a la iniciativa de la población que promueve acciones gubernamentales en pro de mantener el centro histórico con un perfil equilibrado.
¡Morelia, un recorrido que seguramente disfrutarás!

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