Morelia, una buena opción
para visitar en estas vacaciones.
La
estructura reticular de la ciudad de Morelia, a unos 300 kilómetros de la ciudad
de México, se remonta a la segunda mitad del siglo XVI y constituye en sí misma
un buen ejemplo del urbanismo hispánico, bien adaptada a las leves
inclinaciones de la loma en que se encuentra, con líneas rectas y amplios
espacios abiertos.
Esta configuración
natural permite una perfecta integración entre la villa y el fondo de las
montañas que cierran el valle, en un agradable paisaje urbano y geográfico.
El trazado
de la ciudad, su barroco característico, el uso comedido de los ornamentos, la
singular concepción de las proporciones y la piedra rosa utilizada como materia
prima, otorgan a la población una luminosa armonía.
Morelia
resulta especialmente apacible con sus rectas y anchas avenidas; esta
racionalidad del trazado permite el desarrollo ulterior sin alterar antiguas
manzanas. A su vez, el barroco llamado moreliano, estilo típico de la ciudad,
presenta construcciones de equilibrada belleza en las que predomina la
verticalidad.
El volumen
se aquieta, la decoración se aquilata y entonces entran en juego luces y
sombras.
Se obtiene
así, la gran sensación de sobriedad presente en las arcadas de las antiguas
mansiones, en la catedral y su entorno, en el palacio del Gobernador o en el de
Clavijero, en la iglesia de la Compañía o en la antigua escuela de san
Francisco Javier.
De hecho,
Morelia comprende dos estilos bien diferenciados muy presentes tanto en España
como en “las indias” del siglo XVI.
De un lado,
un cierto espíritu de fortaleza propio del Renacimiento y de la Edad Media
llevado a ultramar y allí arraigado con extraña armonía.
De otro, el
barroco florido a veces entremezclado con el academicismo neoclásico o con
cierto eclecticismo.
Plazas,
placetas fuentes y parquecillos se abren estratégicamente para romper la
monotonía del damero regular y formar así espacios de reposo y miradores
ideales para las distintas perspectivas del paisaje urbano.
La zona
monumental comprende quince plazas y jardines, que originan un equilibrio
armonioso, algunos de vegetación muy bella, como Las Rosas, Villalongin, San
José y Capuchinas.
Aunque
ciertos edificios han visto como se modificaba su estructura para acomodarlos a
nuevos destinos, hay que reconocer que la mayoría preserva su estilo.
La buena
conservación monumental de Morelia se debe en buena medida a la iniciativa de
la población que promueve acciones gubernamentales en pro de mantener el centro
histórico con un perfil equilibrado.
¡Morelia, un
recorrido que seguramente disfrutarás!
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