viernes, 2 de marzo de 2012

COHERENCIA EDUCATIVA ENTRE LAS PAREJAS ¿SE PUEDE CONSEGUIR? (segunda parte)

SITUACIÓN C: ENTRE LOS PADRES HAY DIFERENCIAS SIGNIFICATIVAS EN LOS CRITERIOS DE CÓMO EDUCAR A LOS HIJOS...



Es normal que teniendo educaciones e historias distintas tengan ideas diferentes sobre la educación de los hijos. Les mencionamos algunas recomendaciones prácticas:
·  Ante un desacuerdo claro, no discutan cual debe ser la decisión acertada delante de su hijo. Díganle que pensarán qué es lo mejor para él y le comunicarán la decisión conjuntamente. Por supuesto, alguno de los dos deberá ceder, pero que su hijo no note "vencedores ni vencidos" sino unanimidad.
·  Partir de que lo que les preocupa es el niño y no tanto imponer la propia opinión. Quizá suene obvio pero en ocasiones lo olvidamos. A veces, nuestras opiniones se matizan y ablandan al confrontarse con la intención de fondo. Así se llega a una decisión en la que sale ganando la educación del hijo, y por tanto en la que ganan todos. Si, por ejemplo, tú crees firmemente que en la puerta del refri de la casa no debe haber por ningún motivo ni carteles, ni teléfonos del servicio de pizza a domicilio, ni fotografías, mientras que tu esposa es más bien de la opinión y práctica contrarias y además ha logrado transmitir exitosamente esta costumbre a tres de los cuatro hijos, tú no debes montar un drama cada vez que uno de esos tres maleducados (según tú) hijos pegue la última publicidad-imán que encontró en la tienda. Siéntate primero con ella, explícale tus razones, recuerden que lo que buscan es la educación de sus hijos más allá de si optan por tener una puerta de refri inmaculada o tapizada artísticamente de incontables objetos adheridos... Lleguen a un acuerdo, cedan en algo ambos... quizá acuerden que sí se puedan pegar cosas pero con ciertos límites, con un orden, un buen gusto y justificados por alguna utilidad práctica...
·  Preguntarle al otro sus razones y escucharlas. No oír por oír, o por dar la sensación diplomática de que uno está prestando atención. Escuchar, escuchar desde el amor, detectar lo razonable de la opinión del otro.
·  Exponer la propia razón con sencillez, sin sobresaltos, sin victimismos, sin aliñar tu argumento con algún proyectil verbal de este estilo: "Esto es lo que pienso, pero como sé que tú nunca me escuchas ni me harás caso, no sé si valga la pena decírtelo".

Saber ceder en lo accidental, no dar demasiada importancia a algunas

·  decisiones. Si tu hijo no quiso comerse la ensalada y tu pareja le ha dicho que al menos se comiera la mitad, no puedes hacer una tragedia diciendo que no, que tu pareja ha sido exageradamente tolerante, que debió exigir al niño comerse hasta la última hoja de lechuga, que lo está tristemente maleducando... No, no exageres. Quizá el niño realmente no era capaz de acabar con toda la lechuga y el haber logrado que se comiese la mitad ha sido muy formativo.
·  Les evitará muchos problemas de  desacuerdo el hecho de escribir en un papel las normas básicas de la casa con las consecuencias al transgredirlas. Esta nota debe estar colocada en un sitio de fácil acceso para tus hijos, Reúnelos en "asamblea", lee y comenta en voz alta estas normas. Asegúrate de que todos los miembros de la familia lo han entendido, hasta el más pequeño. Seguramente, no preguntarán tanto a los padres si tienen claro como actuar en cada momento.
·  La siguiente estrategia es tan sencilla como eficaz. Reúnete con tu pareja en casa, en un restaurante... en cualquier sitio sin prisas ni hijos, pero con un lápiz y un papel. Hagan un listado con las tareas que a diario se presentan en casa en la educación de los hijos. Y repartan responsabilidades. En realidad, no son tantas si se clasifican por conceptos: higiene (dientes, baño...), sueño (hora de irse a la cama, rutina...), actividades extraescolares, deberes... Especial interés tiene el tema de horarios. Este punto deben dejarlo muy claro y por escrito para que sus hijos también puedan ser conscientes de ello. Les sorprenderá ver cómo actividades que actualmente eran pesadas y desagradables para un miembro de la pareja pueden llegar a hacerse agradables para el otro. Es cuestión de "no dar por hecho" muchas situaciones que ahora están establecidas de manera mecánica y poco efectiva. Dejar claro en esas parcelas cómo van a actuar cada uno y entonces respetarlo y no intervenir en caso de conflicto si no es para apoyar.
·  Ganarse el respeto de los hijos a veces implica saber reconocer cuando uno se ha equivocado y pedir perdón. Es muy humano reaccionar ante los desafíos de los hijos y sus muchas estrategias "defensivas" con sentimientos muy cargados, a veces impulsivamente. No pasa nada si... sabes reconocerlo, pedir perdón y llegar a una solución intermedia. Lo mismo ocurre con la pareja. Llegar a acuerdos educativos satisfactorios para ambos padres es a menudo complicado y, en ocasiones, nos saltamos esos acuerdos. Saber reconocer nuestra falta es una manera también de unificar criterios educativos y aumentar el respeto entre la pareja, necesario si queremos que nuestros hijos nos respeten.
·  Leer juntos libros o material sobre pautas de educación.

·  Hacer juntos un curso educativo en una Escuela de Padres.

·  Intercambiar opiniones con otros matrimonios amigos en los que se observa una labor educativa en equipo.

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