lunes, 25 de noviembre de 2013

Artículo TDA

Maravilloso…esta oportunidad debería ser universal!!!
Carmen Ramos Santana
Presidenta del Centro Mexicano de Salud Emocional

“Lo siento señora, de todas las materias, su hija solo aprobó música y deportes”
Yo veía una niña brillante, altamente creativa, con una habilidad social impresionante, capaz de quedarse toda la noche componiendo música maravillosa, poseedora de una voz privilegiada. ¿En verdad pensaban que todo esto no le serviría de nada? ¿Es que no existía un espacio para qué niños así pudieran desarrollarse sin ser aplastados?

Ello solo veían a una niña distraída, caótica, que nunca cumplía con sus responsabilidades, que nunca lograba concentrarse, que nada le importaba, que vivía siempre en el presente, que nunca planeaba ni se comprometía con nada, incapaz de permanecer sentada escuchando a un maestro por más de 15 minutos. Su pronóstico para ella era: fracaso total.

Entramos de la mano a la escuela de música, sin dinero ni para la inscripción. Nos dieron un mes de prueba para ver si se ganaba la beca, tendría que trabajar duro por la oportunidad.

Conocí las historias de cada uno de los estudiantes, en su mayoría “diagnosticados” con Déficit de Atención desde su infancia, al igual que mi hija. Muchos de ellos habían sido medicados con Ritalin, niños que vivieron castigados toda su infancia, muy resentidos y profundamente heridos.

Hoy en día, ocho años después y en contra de todo pronóstico, mi hija logró emprender su propio viaje. Encontró un mundo alternativo de valientes, en donde se vale ser uno mismo. Escribió su propio significado de “éxito” y le ha sido fiel desde entonces. Aprendió a manifestar su propia Voz, en toda la extensión de la palabra.


Tener una hija diagnosticada con TDA, sin duda fue el reto más importante de mi vida, una invitación clara de la vida a voltear de cabeza lo establecido y emprender una búsqueda para encontrar nuevas formas de experimentar el viaje, que le permitieran a mi hija florecer, funcionar en este mundo, traspasar los límites de lo “normal” para abrir otras opciones, las suyas. Toda una oportunidad de crecimiento para mí, forzándome a dejar atrás el “qué dirán”, replantear mis prioridades y valores y lanzarme con ella a esta aventura que ha sido más que otra cosa ¡fascinante!

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