Transtornos alimenticios en niños y
adolescentes
Cada vez se oye hablar más de los
trastornos alimentarios en niños y adolescentes y es que la obsesión por estar
delgados está llevando a nuestros hijos a adquirir hábitos de alimentación
peligrosos. Nos referimos sobre todo a la bulimia y la anorexia nerviosa.
Hoy en día los datos son
preocupantes ya que se estima que un 4,5% de la población sufre algún trastorno
de la alimentación y la mayoría son del sexo femenino. Las proporciones se
igualan en el tramo bajo de edad, mientras que hay un enfermo varón por cada
nueve chicas mayores de 12 años, en el tramo de los seis a los 12 años, la
proporción es de cuatro niños por cada seis niñas.
Pero ¿qué son la anorexia y la
bulimia?
El enfermo de anorexia se ve
gordo aunque no lo esté y básicamente evita comer. Si no puede hacerlo entonces
recurre a laxantes y diuréticos y realiza ejercicio intenso con objeto de
perder peso. El caso es que nunca consideran que están suficientemente delgados
llegando a poner peligro su vida.
Por el contrario el afectado por
bulimia come grandes cantidades de alimento y tras ello, vomita o toma
laxantes.
La sintomatología de estos
trastornos suele manifestarse en una rápida perdida de peso, temor obsesivo por
engordar, hacen dieta y miden al milímetro las calorías de lo que consumen.
También rechazan cualquier alimento que tenga algo de grasa, juegan con la
comida, la esconden e intentan por todos los medios no sentarse a la mesa con
otros comensales o no acudir a comidas grupales. También consumen laxantes y
adelgazantes, se muestran irritables, ansiosos, tienden a aislarse, practican
excesivo ejercicio físico, duermen poco, suelen llevar la ropa amplia y niegan
un problema que acaba afectando a los más cercanos.
Todos estos comportamientos dan lugar
a importantes efectos sobre la salud: piel seca con cierto color amarillento,
cansancio, caída de cabello, uñas frágiles, problemas cardíacos, tensión baja,
arritmias, osteoporosis, aumento de infecciones por falta de defensas,
estreñimiento, dolor abdominal, reducción en tamaño del estomago, acné severo,
problemas tiroideos, trastorno de la regulación en producción de insulina,
quistes en ovarios, calambres, hormigueos e intolerancia al frio y muchas más
consecuencias que derivan de ésta enfermedad.
El tratamiento de ambas, requiere
fármacos y terapia psicológica. Uno de los objetivos en el caso de la bulimia
es impedir que el enfermo coma de forma excesiva y a continuación se provoque
el vómito y en ambos casos, anorexia y bulimia, que recupere el peso normal.
La terapia psicológica, por su
parte intentará curar los problemas de comportamiento lo que ayudará al niño o
adolescente a recuperar su autoestima y la visión real de su cuerpo, así como a
aprender a comer de forma sana y habitual. Son los especialistas los que
valoran dependiendo de las circunstancias si es necesaria la hospitalización
del paciente. En el tratamiento de ambas enfermedades la familia juega un papel
de vital importancia.
Si notas o sospechas que tus
hijos padecen alguno de estos trastornos alimenticios, es fundamental acudir al
médico rápidamente, para que el profesional valore si la pérdida de peso
obedece a otras causas. No pretendemos alarmar, pero si hacer ver que en una
gran mayoría de casos se curan, que hay otros pocos que se convierten en
crónicos y que lamentablemente un bajo porcentaje llega a morir, por ello,
insistimos que lo mejor es prevenir y hacer tener a los niños una relación sana
con la comida. No olvidemos que eso lo aprenden del comportamiento de los
mayores así que tenemos una gran responsabilidad en ello.
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