martes, 27 de noviembre de 2012


Transtornos alimenticios en niños y adolescentes
Cada vez se oye hablar más de los trastornos alimentarios en niños y adolescentes y es que la obsesión por estar delgados está llevando a nuestros hijos a adquirir hábitos de alimentación peligrosos. Nos referimos sobre todo a la bulimia y la anorexia nerviosa.
Hoy en día los datos son preocupantes ya que se estima que un 4,5% de la población sufre algún trastorno de la alimentación y la mayoría son del sexo femenino. Las proporciones se igualan en el tramo bajo de edad, mientras que hay un enfermo varón por cada nueve chicas mayores de 12 años, en el tramo de los seis a los 12 años, la proporción es de cuatro niños por cada seis niñas.
Pero ¿qué son la anorexia y la bulimia?
El enfermo de anorexia se ve gordo aunque no lo esté y básicamente evita comer. Si no puede hacerlo entonces recurre a laxantes y diuréticos y realiza ejercicio intenso con objeto de perder peso. El caso es que nunca consideran que están suficientemente delgados llegando a poner peligro su vida.
Por el contrario el afectado por bulimia come grandes cantidades de alimento y tras ello, vomita o toma laxantes.
La sintomatología de estos trastornos suele manifestarse en una rápida perdida de peso, temor obsesivo por engordar, hacen dieta y miden al milímetro las calorías de lo que consumen. También rechazan cualquier alimento que tenga algo de grasa, juegan con la comida, la esconden e intentan por todos los medios no sentarse a la mesa con otros comensales o no acudir a comidas grupales. También consumen laxantes y adelgazantes, se muestran irritables, ansiosos, tienden a aislarse, practican excesivo ejercicio físico, duermen poco, suelen llevar la ropa amplia y niegan un problema que acaba afectando a los más cercanos.
Todos estos comportamientos dan lugar a importantes efectos sobre la salud: piel seca con cierto color amarillento, cansancio, caída de cabello, uñas frágiles, problemas cardíacos, tensión baja, arritmias, osteoporosis, aumento de infecciones por falta de defensas, estreñimiento, dolor abdominal, reducción en tamaño del estomago, acné severo, problemas tiroideos, trastorno de la regulación en producción de insulina, quistes en ovarios, calambres, hormigueos e intolerancia al frio y muchas más consecuencias que derivan de ésta enfermedad.
El tratamiento de ambas, requiere fármacos y terapia psicológica. Uno de los objetivos en el caso de la bulimia es impedir que el enfermo coma de forma excesiva y a continuación se provoque el vómito y en ambos casos, anorexia y bulimia, que recupere el peso normal.
La terapia psicológica, por su parte intentará curar los problemas de comportamiento lo que ayudará al niño o adolescente a recuperar su autoestima y la visión real de su cuerpo, así como a aprender a comer de forma sana y habitual. Son los especialistas los que valoran dependiendo de las circunstancias si es necesaria la hospitalización del paciente. En el tratamiento de ambas enfermedades la familia juega un papel de vital importancia.
Si notas o sospechas que tus hijos padecen alguno de estos trastornos alimenticios, es fundamental acudir al médico rápidamente, para que el profesional valore si la pérdida de peso obedece a otras causas. No pretendemos alarmar, pero si hacer ver que en una gran mayoría de casos se curan, que hay otros pocos que se convierten en crónicos y que lamentablemente un bajo porcentaje llega a morir, por ello, insistimos que lo mejor es prevenir y hacer tener a los niños una relación sana con la comida. No olvidemos que eso lo aprenden del comportamiento de los mayores así que tenemos una gran responsabilidad en ello.

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